lunes, 1 de febrero de 2016

Maratón de Sables 2016


9 semanas de cuenta atrás. 

1252 participantes.
56 españoles. 
5 mujeres españolas. 
Mi dorsal, el  432.

Acaba de terminar el peor mes de Enero de toda mi vida. 

* Con él, se fue mi amado papi, algo, que me costará todavía mucho tiempo asimilar. 
* En él, cumplí 44 años, único día bonito del mes a recordar, pues así lo quiso mi padre, que consiguió hacerme reír entre pasteles de chocolate y champán.
* Por éla medio paso de cancelar mi participación en Sables, decidí que no le podía fallar.

3 días antes de fallecer y cuando ya las dosis de morfina le llevaron a delirar, nos sorprendió con su alegría por estar viviendo las fiestas de su pueblo gallego, oyendo la música sonar y queriendo que se sacaran todas las botellas de vino reserva. 

Junto a esa ilusión añadió la mía, cuando de repente, quiso saber con toda la curiosidad de la que fue capaz, cómo me había ido el maratón.

No había ningún maratón, de hecho yo llevaba muchos días sin correr, tanto por desmotivación, como por falta de fuerzas. Meses de empezar y no acabar de arrancar, entre fascitis, adaptación a plantillas, un esguince, entradas y salidas de mi padre al hospital. Era como si todo confabulase para que no fuese a Sables…y yo, lo hubiese aceptado así ya.

Hasta ese día. 

Ese día decidí que iría a Sables, porque aunque de entrenamientos sé que iré muy corta, voy a llevar conmigo toda su fuerza, su ilusión y su alegría. 

Mi padre vivía mis carreras casi como yo misma. Siempre creyendo que iba a ganarlas todas. Alegrándose de verme después tan feliz, aunque no ganase ni una. 

No puedo quedarme llorando por los rincones ni dejar de vivir lo que sé que me hará feliz, porque sé que eso no le gustaría. Por él. Por mí.

Allá voy papi!!...me arrastraré y detestaré la arena hasta rabiar, pero voy a pelear por conseguirlo, tanto, como peleaste tú hasta el final.

Ahora toca ponerse las pilas, en estas pocas semanas que quedan. 
Centrarme en el material a comprar, en los vuelos, en mis compis de equipo, en la alimentación, los entrenamientos… pero a la vez y por encima de todo, en vivir el duelo.

Porque no voy a negar mi dolor; voy a permitirme sentir la pena;  voy a llorar y a reír cuando así me venga. 
Quiero aprender a recordar a mi padre con una sonrisa, recordar lo divertida que me hizo ver la vida, pero sé que no podré hacerlo si bloqueo ahora la tristeza que siento. 

Ha empezado Febrero y con él, mis ganas de ponerme en modo ON.

Ganas de todo. Ganas de nada. Pero ganas al fin y al cabo…que por las ganas se empieza.